
Una frase que ha circulado recientemente en algunas organizaciones scouts afirma: «Siempre debe ser más impresionante tu currículum profesional que tu currículum Scout. Si no es así, reflexiona». Esta declaración, aparentemente inofensiva, refleja un trasfondo ideológico profundamente alineado con la lógica neoliberal y meritocrática que ha permeado el tejido social en las últimas décadas. Desde el Escultismo Crítico Popular, nos oponemos a este tipo de afirmaciones que refuerzan las desigualdades, fomentan el elitismo y socavan el valor intrínseco de las personas por su participación comunitaria, su compromiso social y su experiencia de vida.
La Meritocracia como Ilusión de Equidad
La meritocracia, como bien señala Michael Young en su obra The Rise of the Meritocracy (1958), ha sido presentada como un ideal de justicia y equidad, donde el éxito es el resultado directo del esfuerzo y el mérito personal. Sin embargo, esta narrativa olvida o intencionalmente oculta las profundas desigualdades estructurales que condicionan las oportunidades de cada individuo. En este sentido, el «currículum profesional» al que hace referencia la frase mencionada no es sino una construcción que privilegia a aquellos que han tenido acceso a una educación formal de calidad, a redes de poder y a recursos económicos que facilitan su desarrollo profesional.
Autores como Pierre Bourdieu han explorado cómo el capital cultural (conocimiento, habilidades y educación) y el capital social (redes de relaciones) son distribuidos de manera desigual, perpetuando las jerarquías sociales y reforzando las diferencias de clase. El «currículum profesional» no es simplemente un reflejo del esfuerzo individual, sino el producto de estas dinámicas de poder que favorecen a ciertos sectores de la población, mientras excluyen a otros, como los obreros y campesinos, a quienes nuestra propuesta del Escultismo Crítico Popular busca incluir y empoderar.
Filosofía de la Liberación y Crítica al Elitismo
La frase en cuestión también refleja una concepción del ser humano basada en el valor económico y en la productividad, una visión que Enrique Dussel critica profundamente en su Filosofía de la Liberación. Para Dussel, el sujeto oprimido —obreros, campesinos, pueblos originarios— no debe ser evaluado en función de su capacidad para integrarse al sistema capitalista y productivo, sino por su capacidad de ser sujeto histórico, constructor de su propia liberación. La idea de que el valor de una persona puede medirse a través de su «currículum» es una extensión del pensamiento colonial y capitalista que subordina al ser humano al valor de cambio, despojándolo de su dignidad inherente.
En contraste, la Filosofía de la Liberación busca romper con estas estructuras, promoviendo una visión del ser humano que reconozca su valor no por lo que puede producir o acumular, sino por su capacidad de resistir y transformar las condiciones de opresión que le son impuestas. El Escultismo Crítico Popular, en este sentido, se articula como un espacio de encuentro y construcción colectiva donde el valor de cada individuo no está determinado por su «currículum», sino por su compromiso con la comunidad, su solidaridad y su participación activa en la creación de un mundo más justo.
Crítica desde la Teoría Crítica
La afirmación también puede ser analizada desde la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, en particular desde el trabajo de Theodor Adorno y Max Horkheimer. En La Dialéctica del Iluminismo (1944), Adorno y Horkheimer critican cómo la racionalidad instrumental ha dominado el pensamiento occidental, llevando a una visión del ser humano que valora únicamente aquello que es cuantificable y útil para el sistema económico. En este contexto, el «currículum profesional» se convierte en un fetiche que mide la valía del individuo según su utilidad en el mercado laboral, en lugar de su capacidad para cuestionar y resistir las estructuras de poder.
Esta racionalidad instrumental es particularmente problemática en un movimiento educativo como el escultismo, cuya misión original era formar ciudadanos comprometidos con el bienestar común y no meramente engranajes eficientes de un sistema económico. La transformación del escultismo en una institución que privilegia el currículum profesional sobre el desarrollo personal y comunitario es una traición a sus raíces, y refleja una internalización de los valores capitalistas en los que la productividad y el éxito individual se colocan por encima de la solidaridad y la justicia social.
Herbert Marcuse, en su crítica a la sociedad de consumo en El Hombre Unidimensional (1964), advierte sobre los peligros de una sociedad que reduce a los individuos a consumidores pasivos, incapaces de cuestionar el sistema en el que están inmersos. La frase que invita a «reflexionar» si nuestro currículum profesional no es más impresionante que nuestro currículum scout perpetúa esta visión unidimensional del ser humano, donde el éxito personal se mide en términos de logros profesionales, en lugar de compromiso ético y social.
Construcción de Centros de Desarrollo Escultista con Obreros y Campesinos
Desde la propuesta del Escultismo Crítico Popular, valoramos profundamente la experiencia, el saber y la vida de los obreros y campesinos, sectores que históricamente han sido marginados tanto en términos económicos como culturales. La creación de Centros de Desarrollo Escultista con estos grupos no es una concesión o una adaptación meramente pragmática, sino una declaración política y ética que reivindica el valor de sus vidas y su capacidad para contribuir al bien común.
Autores como Boaventura de Sousa Santos, en su propuesta de las Epistemologías del Sur, subrayan la importancia de reconocer los saberes subalternos y decolonizar el conocimiento. Para Sousa Santos, los saberes de los obreros y campesinos no son inferiores a los del «currículum profesional», sino que representan otras formas de entender y transformar el mundo, profundamente enraizadas en la tierra, la comunidad y la resistencia frente a la explotación capitalista.
Hacia un Escultismo de Liberación
El Escultismo Crítico Popular rechaza cualquier forma de elitismo o meritocracia que valore a las personas únicamente por su éxito profesional o económico. Creemos en una educación que permita desarrollar proceso de liberación, que reconozca el valor de todos los seres humanos, independientemente de su posición en el mercado laboral, y que fomente la solidaridad, la justicia social y la construcción de una comunidad más humana y equitativa.
Como señaló Paulo Freire en Pedagogía del Oprimido (1970), la verdadera educación no consiste en adaptar a los oprimidos a la lógica del opresor, sino en liberarlos para que puedan ser sujetos de su propia historia. Es desde esta perspectiva que rechazamos cualquier narrativa que mida el valor de una persona a través de su «currículum» y en su lugar proponemos un escultismo que se centre en la dignidad humana, la comunidad y la liberación colectiva.
Bibliografía
- Adorno, T., & Horkheimer, M. (1944). Dialéctica del Iluminismo.
- Bourdieu, P. (1986). The Forms of Capital. Greenwood Press.
- Dussel, E. (1977). Filosofía de la Liberación. Edicol.
- Freire, P. (1970). Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI.
- Marcuse, H. (1964). El Hombre Unidimensional. Herder.
- Santos, B. de S. (2009). Una Epistemología del Sur. Siglo XXI.
- Young, M. (1958). The Rise of the Meritocracy. Transaction Publishers.