Desde su fundación, el escultismo ha pasado por diversas transformaciones que reflejan los cambios culturales y sociales a lo largo de su historia. Un tema central en esta evolución ha sido la participación de las niñas y jóvenes mujeres en las comunidades scouts. Originalmente, las tropas mixtas fueron una realidad en el Reino Unido a principios del siglo XX. Para 1910, se estima que había aproximadamente 10,000 niñas inscritas en la Asociación Scout del Reino Unido, formando parte activa del movimiento junto a los chicos en diversas configuraciones de Tropa. Sin embargo, debido a las normas culturales edwardianas y victorianas de la época, se decidió separar a las chicas en un movimiento paralelo: las Guías. Este proceso de segregación refleja los valores patriarcales de la modernidad imperantes, que consideraban inadecuado que las niñas participaran en actividades al aire libre y en prácticas asociadas a la masculinidad inglesa.

En México, el escultismo para chicas comenzó a desarrollarse hasta la década de 1980, permitiendo que las jóvenes pudieran integrarse plenamente como muchachas scouts. Con el tiempo, esta apertura condujo a la creación de lo que algunos denominan Unidades mixtas, en donde chicos y chicas conviven y desarrollan sus habilidades en conjunto, pero perpetuando modelos sociales o copiando roles de sociedades liberales.
Como se observa de manera evidante, hoy en día, la mezcla de géneros en el escultismo ha sido adoptada por diversas organizaciones, pero es importante señalar que muchas lo han hecho desde un enfoque neoliberal de igualdad, mientras que otras, en contraste, optan por mantener una separación basada en una supuesta identidad femenina. En la Comunidad Crítica de Escultismo Popular, A. C., nos alejamos de ambos enfoques. Nuestra propuesta, sustentada en el feminismo decolonial y en el pensamiento de Bell Hooks, quien defiende que la única forma efectiva de superar las brechas y diferencias de género es trabajando juntos, pero no desde una visión de feminismo blanco que a menudo olvida las intersecciones de raza, clase y origen cultural.
La Crítica al Feminismo Blanco y la Separación por Género
El feminismo blanco ha sido criticado por muchas teóricas decoloniales y feministas negras e indígenas por su tendencia a ignorar las realidades complejas y las opresiones múltiples que enfrentan las mujeres no blancas. Bell Hooks, en su obra Ain’t I a Woman (1981), señala cómo el feminismo hegemónico ha tendido a excluir a las mujeres negras y otras mujeres de color, manteniendo una visión centrada en las experiencias de mujeres blancas de clase media. Hooks afirma que la verdadera liberación no puede alcanzarse mientras no se consideren las intersecciones de raza, género, clase y otras formas de opresión.
En el contexto del escultismo, consideramos que mantener separadas a las chicas y chicos bajo la premisa de proteger una supuesta identidad femenina perpetúa una visión limitada de la lucha feminista. Ochy Curiel, feminista afrodominicana, plantea que esta separación refuerza una «falsa universalidad» que no reconoce las diferencias de poder dentro de los mismos movimientos feministas. En lugar de construir espacios de cooperación y diálogo, esta visión crea fronteras artificiales que no responden a las complejidades de la realidad social.
Desde la perspectiva del feminismo decolonial, mujeres como María Lugones han cuestionado las categorías rígidas de género impuestas por el colonialismo (feminista), que operan dentro de un marco patriarcal y occidental. Lugones nos invita a reconsiderar nuestras relaciones de género a través de una lógica de la «colonialidad del poder» (Lugones, 2010), donde las dinámicas de opresión no se limitan al patriarcado, sino que incluyen las múltiples dimensiones de la raza, la clase y la colonización.
Comunidades Mixtas: Un Enfoque desde Bell Hooks y el Feminismo Decolonial
Nuestra decisión de trabajar en Comunidades Mixtas se sustenta en la convicción de que la integración de chicos y chicas en espacios de desarrollo es fundamental para construir relaciones justas y equitativas, donde el género no sea una barrera, sino una oportunidad para el aprendizaje mutuo y la construcción de lazos solidarios.
Para Bell Hooks, la educación es un espacio para la libertad y la transformación. En Teaching to Transgress (1994), Hooks nos recuerda que las aulas, como cualquier espacio educativo, deben ser lugares de resistencia, donde las dinámicas de poder sean cuestionadas y donde todas las voces, independientemente de su género, raza o clase, tengan un espacio legítimo. En este sentido, las Comunidades Mixtas no son solo una cuestión de equidad de género; son una apuesta por la educación liberadora que incluye a todos los sujetos en un diálogo horizontal y transformador.
Siguiendo este enfoque, Gloria Anzaldúa, en su obra Borderlands/La Frontera (1987), plantea la importancia de los espacios fronterizos, no como líneas de separación, sino como lugares de intersección y mestizaje. En las Comunidades Mixtas, esta intersección permite que chicos y chicas aprendan juntos, no desde la imposición de un modelo neutro, sino reconociendo sus diferencias y creando nuevas formas de convivencia basadas en el respeto mutuo y la solidaridad.
Superando la Separación: Aprender Juntos para Transformar Juntos
El feminismo decolonial y las perspectivas críticas que nos inspiran nos enseñan que la verdadera equidad de género no se alcanza a través de la mera inclusión de las chicas en estructuras que no son cuestionadas y resultan injustas (Racistas, patriarcales o de dominación), ni mucho menos a través de su separación en grupos homogéneos que refuercen estereotipos de género. En lugar de ello, proponemos Comunidades Mixtas donde chicos y chicas puedan deconstruir juntos las estructuras de opresión que han afectado tanto a las mujeres como a los hombres, y donde el género, la clase y raza se entienda como una construcción dinámica y relacional.
Rita Segato, en su crítica a la violencia de género en América Latina, afirma que las relaciones patriarcales son relaciones de poder que se construyen en la interacción social (Segato, 2016). En este sentido, el trabajo conjunto en Comunidades Mixtas permite que chicos y chicas exploren de manera crítica las relaciones de género, desmontando las jerarquías y aprendiendo nuevas formas de interacción basadas en la colaboración y el respeto.
Al integrar a chicos y chicas en un mismo espacio, estamos ofreciendo un modelo educativo que no solo rompe con el patriarcado cuando éste opera, sino que también desafía las lógicas coloniales que han separado a los sujetos en categorías rígidas y jerárquicas. Paulo Freire, en Pedagogía del Oprimido (1970), nos recuerda que la liberación solo es posible a través del diálogo y la praxis colectiva. Las Comunidades Mixtas, desde esta perspectiva, son espacios de praxis, donde los jóvenes no solo aprenden a cuestionar las estructuras de poder, sino que también construyen juntos un mundo más justo y equitativo.
Finalmente, en la Comunidad Crítica de Escultismo Popular, A. C., trabajamos en Comunidades Mixtas no como un gesto de equidad neoliberal, sino como una apuesta por la transformación radical de las relaciones de género. Inspirados en el feminismo decolonial de autoras como Bell Hooks, María Lugones y Gloria Anzaldúa, creemos que la única forma de superar las brechas y desigualdades es aprendiendo y trabajando juntos, en un espacio donde se reconozcan las diferencias y se construyan nuevas formas de convivencia basadas en la justicia, el respeto y la solidaridad.
Esta es nuestra manera de contribuir a la decolonización de las relaciones de género y a la construcción de una educación liberadora, que se nutra de las voces de aquellos que han sido históricamente marginados y que aspira a transformar el mundo desde abajo, desde las comunidades.
Bibliografía
- Anzaldúa, G. (1987). Borderlands/La Frontera: The New Mestiza. Aunt Lute Books.
- Curiel, O. (2016). La nación heterosexual: Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la antropología de la dominación. Akal.
- Freire, P. (1970). Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI.
- Hooks, B. (1981). Ain’t I a Woman: Black Women and Feminism. South End Press.
- Hooks, B. (1994). Teaching to Transgress: Education as the Practice of Freedom. Routledge.
- Lugones, M. (2010). Colonialidad y género. Tabula Rasa, 9, 73-101.
- Segato, R. (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de Sueños.
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